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LA MEJOR HERMANDAD DE WOWCORE

lunes, 21 de marzo de 2011

[Relato] La Caída de un Héroe: Inteligencia de Ventormenta: 7.

Esta es la tercera parte de La Caída de un Héroe.


¡Si quieres leer las primeras dos partes visita estos links!:
Primera parte: http://guildlacruzadadelamuerte.blogspot.com/2011/01/relato-la-caida-de-un-heroe.html
Segunda parte: http://guildlacruzadadelamuerte.blogspot.com/2011/03/la-caida-de-un-heroe-fortaleza-pasion-y.html


PRÓLOGO.

Han pasado ya cinco largos años desde el enfrentamiento entre Dominusnecis y Uligar, la penosa derrota devastó a Dominusnecis quien regresó a Ventormenta como un simple mercenario buscando hacer trabajos al mejor postor para ganarse la vida.

Una noche, Dominusnecis estaba vagando por las calles del casco antiguo buscando un lugar donde dormir tranquilamente, estaba agotado, tal vez un duro día de trabajo haciendo misiones para gente desagradecida que pagaba una miseria. Dominusnecis pasó rendido por enfrente de una taberna muy abandonada y se sentó afuera a dormir un poco y recuperar energía para seguir trabajando al día siguiente, pero cuando ya estaba entrando en sueño, un hombre no muy alto salió de la taberna y le tendió la mano al joven brujo.

-Hola muchacho, ven entra.
-Muchas gracias señor.
-Puedes dormir esta noche en una de las mesas de la taberna.
-Prometo no molestarlo señor, se lo agradezco.
-No me llames señor, mi nombre es Reese.


El amable hombre subió a Dominusnecis al segundo piso de su taberna y lo sentó en una de las mesas.
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Desde ese día, Reese le ofreció a Dominusnecis quedarse a dormir todas las noches en su taberna.
Una tarde como cualquier otra de duro trabajo, Dominusnecis se percató de que los guardias, los magos y los sacerdotes de la ciudad estaban colocando carteles en cada esquina.

-¿Qué dirán estos carteles?

El brujo arrancó uno de los carteles de la pared y lo leyó, pero lo que vio no le causo mucho agrado.

-¡Van a prohibir la brujería y van a cazar a cada brujo que vean! Esto no puede ser… debo estar a la defensiva, pero ¿qué sucedió?






CAPÍTULO 1: Huyendo de Ventormenta. 


-Reese…
-¿Qué pasa chico?
-Debo irme de Ventormenta.
-Es la cuestión de los brujos ¿verdad?
-Así es, no sé qué ocurrió pero debo irme a otro lugar.
-Yo sé lo que ocurrió.
-Dímelo.
-Fue Mathias Shaw, el líder del IV: 7, el muy desgraciado convenció al rey Varyan de que la brujería y los brujos estaban colocando en peligro la seguridad de la ciudad, es por esa razón que el rey ordenó capturar a cada brujo que se viera en las calles.
-¿Por qué hizo esto Shaw?
-Los brujos estaban colocando en peligro su propia organización, la gente comenzaba a preferir a los brujos como mercenarios antes que a los pícaros del IV: 7
-No puedo hacer nada en contra de una orden del rey.
-Pero no tienes porque huir de la ciudad, puedes seguir viviendo acá pero manteniendo un perfil muy bajo y por nada en este mundo puedes mostrar tus habilidades, puedes confiar en mí que no le diré a nadie de ti.
-Gracias Reese…


Los días comenzaron a transcurrir y cada día que pasaba capturaban y quemaban a un brujo en las afueras de la ciudad, humanos, gnomos todos los brujos comenzaron a caer y cada vez eran más los refugiados en las diferentes ciudades.

Dominusnecis había abandonado su trabajo como mercenario ya que no podía mostrar sus poderes, estaba sobreviviendo de las ganancias de sus pasados antes de que la absurda orden del rey se comenzara a llevar a cabo, sin embargo, su dinero se estaba agotando, debía regresar a ser mercenario de bajo perfil, pensaba hacerse pasar por un mago.

Así fue, Dominusnecis decidió salir del Cerdo Borracho a seguir trabajando así tuviera que arriesgar la vida por hacer misiones simples por una paga casi nula.

Durante meses, Dominusnecis trabajaba como mercenario haciéndose pasar por un mago, pero sabía que en cualquier momento lo descubrirían.
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-Buenas tardes señor.
-Buenas, mago, quería enviarlo a una misión, es en realidad muy simple pero soy viejo y para mi es peligroso.
-Por supuesto que sí, señor, solo dígame que es y lo ayudaré.
-Solo debes salir de la ciudad e ir a las cercanías de Villadorada, allí habitan unos lobos, mátalos y tráeme sus pieles, las necesito para hacerle una armadura a un pícaro de Mathias.
-De acuerdo señor, pero no será gratis.
-No tienes porque repetírmelo, te daré cinco monedas de oro.
-¡Cinco monedas! De acuerdo señor, acepto con gusto su misión.


Dominusnecis agarró a su corcel, Aquiles, el cual le había obsequiado Labo hace cinco años y partió con rumbo al poblado de Villadorada.

Como bien le había dicho el anciano, los lobos se encontraban a las afueras del poblado, eran bastantes y caminaban en manada, no sería difícil matar unos siete y desollarlos rápidamente.

Dominusnecis sacó de su mochila un cuchillo oxidado justo para desollar a los lobos muertos y se acercó a la manada lentamente, al momento, el brujo le lanzó una tremenda bola de fuego a uno de los lobos matándolo instantáneamente pero ganándose la atención de los demás de la manada, unos 30 lobos feroces que sin dudarlo atacaron al amenazador humano.

-¡Oh no!

Dominusnecis asustado lo único que pudo pensar fue en invocar a su fiel Abisario Hathtaz y usar su sacrificio sobre el brujo para protegerlo momentáneamente de los atacantes, seguido de esto, el brujo se convirtió en un gigantesco demonio el cual encendió en llamas su propia piel causando que cada uno de los lobos que se acercaban, murieran. El resultado fue excelente, toda la manada estaba muerta y el anciano pagaría aún más por 30 pieles de lobo, pero Dominusnecis no se percató hasta ese entonces que alguien lo estaba viendo.
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-¡Un brujo!

El desconocido elfo salió a correr rápidamente hacia la ciudad a avisar que había visto a un brujo.

-¡Espera!

Dominusnecis se montó en Aquiles y salió a perseguir al elfo, si era necesario, lo mataría. Pero el brujo llegó demasiado tarde, el elfo ya había avisado a los guardias de que un brujo andaba cerca y los pregoneros de la ciudad ya comenzaban a avisar a todos de que se mantuvieran en vigilancia, que un brujo asesino andaba cerca.

Dominusnecis temiendo por su vida, decidió refugiarse en Forjaz mientras las cosas se tranquilizaban.

Lentamente, sin levantar ninguna sospecha, el joven brujo llegó hasta el tranvía y se sentó en una de las sillas rogando que ninguno de los presentes que esperaban el metro lo reconociera; se cubrió el rostro con su sombrero y agachó la cabeza.

-¿Si escuchaste los rumores de Ventormenta?
-No, ¿qué pasó?
-Hace unos minutos encontraron a un brujo.
-Vaya esos brujos nunca aprenden.
-Sí, son estúpidos.


Los dos humanos que estaban conversando se estaban burlando en la cara de Dominusnecis pero él no podía hacer nada, solo intentar controlarse para no convertirse en demonio debido a la ira.
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Al fin el metro había llegado y solo unos segundos se saturó de tripulación, y para el lamento de Dominusnecis, en su cabina se subieron los dos humanos que seguían burlándose de los brujos.

-Esos brujos, siempre desee que se murieran todos.
-Tienes razón, el rey Varyan debió aprobar esta orden desde hace mucho tiempo.
-Si ese brujo estuviera aquí ahora, le arrancaría la cabeza de un solo puñetazo.
-Y no lo dudo, son demasiado débiles.


Los dos humanos seguían burlándose de los brujos entre risas y el pobre Dominusnecis no podía controlarse más, explotó en ira y se convirtió en mitad de la cabina del metro en demonio asustando a todos los presentes, se acercó lentamente a los humanos que se reían de los brujos y los agarró del cuello con sus garras para luego levantarlos del suelo y después de hablar en una lengua incomprensible, los arrojó del metro, posiblemente los haya matado; se calmó y regresó a su forma normal pero todos los demás lo miraban con temor y temblaban de miedo.

-Ni piensen en acusarme, esa absurda orden no es válida en Forjaz.

Dominusnecis llegó a Forjaz y apenas el metro se detuvo, todos los que estaban abordándolo, salieron corriendo y totalmente asustados.
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Continuará...



CAPITULO 2: Estando en Forjaz.

Dominusnecis acababa de bajarse del metro en Forjaz y arribó en Ciudad Manitas, una fantástica mini-ciudad dentro de la misma Forjaz, era espectacular, estaba llena de gnomos por todas partes y sus maravillas tecnológicas se encontraban en cada rincón del lugar.

-Este será un buen lugar para mejorar mi ingeniería-Pensó el joven brujo.

Dominusnecis hace años había estado aprendiendo ingeniería de su buen amigo Labo, sin embargo no era muy bueno y no aprendió demasiadas cosas entre el entrenamiento y los deberes.

El joven brujo se acercó a un gnomo manchado con grasa, unos anteojos de botella, unos guantes de mecánico, una camisa remendada, calvo y con un gran bigote y le dijo.
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-Disculpe, buen gnomo, busco al maestro ingeniero.
-Soy yo ¿qué necesitas?
-¿En serio es usted?
-Así es, déjame cambiarme de ropa y te atiendo.
-Está bien.


El gnomo se quitó los guantes y la camisa y entró en una pequeña casa no muy lejos del taller en donde se encontraba, al momento salió con una ropa muy elegante y un sombrero.

-¿Qué necesitas, humano?
-Mire señor, yo soy un aprendiz de ingeniero y quería que usted me enseñara un poco durante mi estadía en esta ciudad.
-Por supuesto que puedo, pero…
-¿Pero qué?
-Pero no será gratis.
-Oh por supuesto que no, estoy dispuesto a pagarle por su instrucción.
-Está bien, nos vemos en mi taller mañana a la misma hora.
-Como desee.


El brujo le estrechó la mano al gnomo y se dirigió en busca de una casa en donde pudiera habitar.

La búsqueda tardó bastante, lentamente el brujo atravesó la sala de exploradores y la caverna abandonada pero en mitad de la sala mística había una fabulosa casa con un aviso en la ventana que decía: se vende, y debajo había el número de la dirección de un lugar dentro de la ciudad, sin pensarlo más, Dominusnecis agarró el letrero y salió a buscar el lugar.

Durante más de dos horas, Dominusnecis caminaba en busca de aquel lugar que parecía estar ubicado en la plaza de la ciudad.

En la plaza habían cientos de comerciantes entre enanos, gnomos e incluso humanos; enserio era una plaza, todos gritaban y promocionaban sus productos, el ruido era espantoso, habían cientos de personas caminando por el lugar, era un ciudad muy popular.

Al fin encontró el lugar, era una casa enorme, parecía una mansión.

-¿Qué hace un lugar como este en una plaza como esta?

El brujo llamó a la puerta y en un instante abrió un enano con una gran escopeta y una armadura de malla.
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-¿Qué haces aquí, humano?
-Vi el cartel de venta de su otra casa.
-Ahh, de acuerdo, pasa, pasa.


El brujo entró en la maravillosa casa y se sorprendió al ver cada centímetro de las paredes decorado con cabezas de los animales que el enano cazaba y el suelo acolchado con las pieles de los mismos animales.

-¿Es usted un cazador?
-¿Se nota?


Llegamos a un cuarto empedrado en donde el enano se sentó frente a la chimenea.

-Ven, humano, siéntate.

Obedeciendo, el joven se sentó junto al enano frente al fuego.

-¿Entonces quieres comprar mi casa?
-Así es señor, necesito un lugar donde quedarme.
-Bien, ¿cuánto dinero tienes?
-La verdad no es mucho pero esa casa es humilde, no creo que cueste demasiado.
-Bueno, muchacho, la casa la estoy vendiendo en cien oros.
-¡Cien oros! Lo siento señor no poseo tanto.


El humano se levantó de la silla y caminó hacia la puerta.

-Espera.
-Lo siento señor, no puedo pagar su casa.
- Lo sé, te la puedo dejar a menos dinero ¿cuánto estás dispuesto a pagar?
-Le seré sincero, tengo solamente 20 oros.
-Mmmm de acuerdo.


El enano le largó la mano al humano en señal de amabilidad y el humano se la estrechó fuertemente.

-Muchas gracias.
-Aquí están las llaves, disfruta tu nueva casa.


El enano le pasó las llaves mientras el humano le pasó una bolsa con 20 monedas de oro.

El joven brujo feliz, pensando que por fin la vida comenzaba a sonreírle, se dirigió a su nueva casa y sin ninguna posesión más que su ropa, se instaló en la casa ya amoblada; ni siquiera tenía a su corcel, Aquiles, ya que por la situación debió dejarlo en Ventormenta al cuidado de Reese y su familia.

Al día siguiente, Dominusnecis se dirigió a Ciudad Manitas a encontrarse con su amigo el gnomo ingeniero.

-¡Miren quien está aquí, es el humano!
-Lamento la tardanza, maestro.
-Bien no importa, comenzaremos ahora mismo.


La clase comenzó con un aparato que sacó el gnomo de su mochila.

-Esto es un…
-Es un cinturón de desfragmentación de cobalto.
-Muy bien, pueden aplaudir al humano. ¿Tienes experiencia en la ingeniería?
-Así es, maestro, estuve aprendiendo ingeniería pero interrumpí mis clases.
-Muy bien en ese caso tú tendrás una clase especial que comienza todos los días a las 20 horas.
-Está bien, ¿puedo marcharme?
-Sí, por supuesto, te veo en un par de horas.


Así, durante más de seis meses, Dominusnecis se refugió en Forjaz aprendiendo ingeniería a pasos gigantescos sin embargo, cuando iba en camino a Ciudad Manitas, el brujo vio un aviso en las paredes de la sala de exploradores, era un aviso directo desde Ventormenta.

-Han encontrado el cuerpo de un humano brutalmente asesinado en las aguas entre el distrito de los mercaderes y el casco antiguo de Ventormenta, el asesinó le desfiguró la cara a golpes sin embargo era un hombre musculoso y con una pesada armadura de placas y una filosa espada de dos manos, parece que fueron varios quienes lo asesinaron y a simple vista parece ser un guerrero. Este aviso es para informar a los ciudadanos de Forjaz que deben estar atentos a cualquier acto sospechoso, este aviso estará en cada ciudad de la alianza: Ventormenta, Forjaz, Darnassus y El Exodar.
-Vaya, un guerrero, debería ir a averiguar algo de eso…



Continuará...



CAPITULO 3: ¿Qué está ocurriendo en la ciudad?

Dominusnecis tardó unas cuantas horas para llegar a Ventormenta, el sol ya se había ocultado, a esa hora comenzaban a salir los ladrones y asesinos a vagar por la ciudad en busca de victimas de apariencia débil. Hacía más de seis meses que el joven brujo no pisaba la ciudad de los humanos, el ambiente parecía diferente, en el aire se olía el miedo de las personas, pero afortunadamente, la taberna de Reese, El Cerdo Borracho, no se encontraba lejos del distrito de los enanos.

Dominusnecis caminaba por las calles entre el silencio de la ciudad aparentemente sin gente por ahí, el frío era terrible y los faros de los canales apenas iluminaban los caminos, las turbias aguas parecían estar más agitadas de lo común y aunque parecía vacio, se sentían pasos por entre las empedradas calles. La respiración del joven brujo comenzaba a agitarse y al mismo tiempo comenzó a acelerar ligeramente el paso, se sentía perseguido.
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-Espero llegar pronto a la taberna de Reese.

El brujo sin darse cuenta ya estaba en frente de la taberna, se sentía a salvo pero aún sentía que había alguien a sus espaldas. La puerta de la taberna estaba abierta, era servicio de 24 horas después de todo.

-Reese.
-¡Muchacho! ¿Qué no sabes que andar a estas horas por las calles de la ciudad es peligroso?
-Lo sé Reese, lo sé.
-Pero cuanto tiempo ha pasado, estoy alegre de verte.
-Yo también. Si deseas podemos tomarnos unas copas y conversar un rato.
-Por supuesto, yo invito.
-Gracias, Reese.


Ambos amigos se sentaron a beber en una mesa y conversar de lo que había sucedido por la ciudad en los seis meses de ausencia del brujo.
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-El IV: 7 está por todas partes, controlan por completo el casco antiguo y sus alrededores.
-¿Cómo permitió esto el rey Varyan?
-El rey ha estado muy distraído con los últimos ataques de la horda, el IV: 7 aprovecha esta situación a su favor.
-Como lamento escuchar eso.
-Pero eso no es todo.
-¿Qué más es?
-El IV: 7 ha abusado de su “poder” y ha comenzado a cobrar impuestos a los comerciantes de la zona.
-¿A ti también?
-Sí.
-¿Les pagas?
-Debo hacerlo, dicen que si no pago, secuestran a Elly.
-Son unos gusanos.
-Ni que lo digas. Debido a que muchos comerciantes de la zona no ganan lo suficiente ni siquiera para pagar comida para sus familias, ha habido muchos homicidios misteriosos los cuales los guardias ignoran por completo.
-Por eso vine.
-¿Por qué?
-En Forjaz apareció un comunicado que decía que habían encontrado el cadáver de un humano guerrero con el cráneo destruido y la cara desfigurada.
-Ese es solo uno de los múltiples casos misteriosos, la gente está preocupada y asustada, incluido yo.
-Dime Reese, ¿aún está esa ridícula orden de cacería de brujos?
-Nunca la han quitado.


En ese instante, un misterioso humano entró a la taberna, tenía una toga y un largo bastón, parecía ser un mago; se acercó a Reese y le dijo.
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-Tabernero, ¿ha venido por acá un hombre llamado Harris?
-No señor, ningún Harris.
-Maldición.


El mago se sentó en una de las mesas y colocó sus manos en su cabeza en señal de desesperación.

-¿Quién es él?
-Pues no lo sé, ha venido ya dos veces hoy, solo se siente en esa mesa a esperar a ese tal Harris.
-Voy a hablar con él.
-Pero es un mago.
-¿Y?
-Podría descubrir que eres un brujo.
-Estaré bien.


Dominusnecis se acercó al mago y le dijo.

-¿Puedo sentarme?

El mago hizo un gesto con la cabeza.

-Adelante.
-Dígame señor…
-Algrut, Shomo Algrut.
-Mucho gusto señor Algrut, mi nombre es Dominusnecis Ladimor.
-¿Qué quería decirme?
-¿Quiere que lo invite a unas copas?
-¿No será mucha molestia?
-Para nada…Elly, ven por favor.
-Dime ¿qué necesitas, Dominus?
-Elly, tráeme un par de tragos para mí y para el caballero.
-Ya te los traigo.
-Mientras esperamos los tragos ¿puede decirme qué está haciendo en este lugar a estas horas?
-Pues verá, un amigo mío muy querido ha desaparecido y recibí una carta de un tal Harris diciéndome que me vería acá con él a las 13 de la tarde para discutir sobre mí amigo.
-Pero eso fue hace 15 horas.
-Lo sé, vine a las 13 pero no había nadie, lo esperé por un rato y me fui, y ahora acabo de regresar.
-¿Puede decirme como se llama su amigo?
-Emmanuel Rowans.
-¡Emmanuel! ¿Qué le sucedió?
-¿Lo conoce?
-Es un viejo amigo mío.
-Pues lo que sucedió fue que desapareció y al par de días de su desaparición encontraron el cadáver de un guerrero con características similares a las de Emmanuel.
-¿Es buen amigo tuyo?
-Él…es mi única familia.
-Shomo, te prometo que encontraremos a Emmanuel.
-Gracias brujo.
-¡No soy un brujo!
-Un brujo no puede engañar a un mago…
-Por favor no lo digas.
-No te preocupes, para mi eres un mago como yo.
-Gracias.


En ese instante entró a la taberna un enano con armadura de placas muy pesada, un casco de un material más duro que el propio metal y un hacha enorme que intimidaría al más feroz de los orcos.
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-Disculpen caballeros, ¿puedo sentarme con ustedes?
-Adelante, noble enano.
-Dominus, acá están tus tragos.
-¡Cerveza! Linda, tráeme una a mí también por favor.
-Con mucho gusto, señor.
-Disculpe, enano, ¿puedo saber su nombre?
-Solo llámenme Beaglex.
-Shomo, si Emmanuel estuviera muerto ¿quién crees que hubiera sido el culpable?
-No lo sé, Emmanuel guardaba secretos referentes al IV: 7 y es probable que ahora que esos demonios tienen tanto poder… Mejor ni lo pienso.
-Disculpen caballeros, pero creo que alguien en el segundo piso está escuchando su conversación.


En ese momento una gran sombra saltó sobre nuestras cabezas y tan rápido como el mismo relámpago, salió de la taberna.

-¡Ha perseguirlo!

El enano agarró su hacha y salió corriendo detrás del espía.

-¡Vamos!

Dominusnecis y Shomo también sin más pensarlo, agarraron sus armas, un bastón y una daga imbuida en sombras y salieron a perseguir al espía.

Fuera de la taberna, en el techo del negocio de enfrente, estaba posada una sombra bastante grande, con un par de dagas cuyo veneno brillaba bajo la luz del sol que comenzaba a salir en el amanecer.
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-Si quieren encontrar a Emmanuel, deben dirigirse a Bahía del Botín.

La gran sombra saltó de techo en techo hasta que desapareció en el horizonte.

-Aunque sé que puede ser una trampa, en la mañana partiré.
-Shomo, yo te acompañaré.
-Ustedes dos, par de humanos, necesitan la fuerza de un enano en ese viaje, cuenten conmigo.


Continuará..



CAPITULO 4: Bahía del Botín, La Ciudad de los Verdecitos.

-Ya está amaneciendo, volvamos a la taberna.
-Señor enano, aquí le tengo el trago que me pidió antes de salir corriendo.
-Gracias, muñeca.


El enano se bebió su trago como si de un jugo se tratara y seguía tan tranquilo como siempre.

-No entiendo como logran hacer eso los enanos.
-¿Hacer qué?
-Eso…beber tan rápido y no quedar afectados.
-Es un don que se hereda desde muy joven.
-¿Sigues preocupado, Shomo?
-Sí, por mi partiría ahora mismo.
-Yo también quiero partir ya.
-Yo los seguiré.
-Pero ustedes no pueden partir ahora.
-¿Por qué no?
-El maestro de vuelo comienza a trabajar a las ocho de la mañana y hasta ahora son las cuatro, deberían dormir por lo menos estas cuatro horas.
-Tienes razón, Reese.
-Elly, por favor prepara un lugar donde puedan dormir estos tres hombres.
-Sí, padre.

La gentil camarera nos llevó al sótano en donde se encontraban los barriles cargados con todos los tipos de cerveza de la casa, allí extendió un par de mantas y nos dijo que podíamos dormir sin ser molestados por los ebrios matutinos que no tardarían en llegar.

Los tres hombres sabían que debían descansar sin embargo ni Shomo ni Dominusnecis pudieron cerrar los ojos pensando en que habría sido del guerrero, Emmanuel en ese lugar lleno de contaminación y avaricia.

El resto de la madrugada parecía pasar demasiado lento, es como si un dragón de bronce sobrevolara el cielo en esos momentos y arrelentizara el pasar de los minutos solo para los dos mágicos humanos.
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Los humanos permanecían acostados sobre las mantas, perdidos en sus pensamientos y a eso de las seis de la mañana, comenzaron a entrar muchísimos hombres a la taberna, solo se podían escuchar sus escandalosas voces pidiendo cerveza y cantando al despecho. Al poco rato de que los ebrios llegarán y comenzaran a beber y beber como si no hubiera mañana, comenzaron a sonar riñas.

-¡¿Qué dijiste de mi hermana, humano?!
-¡Que es gorda y fea!
-¡Más gorda y fea será tu madre!
-¡Se acabo! ¡Arreglemos esto afuera, enano!
-¡Pelea, pelea, pelea, pelea!
-¿Qué suena afuera?
-Parece que dos borrachos van a pelear.
-Vaya…
-¡Dominus!
-¿Qué ocurre, Elly?
-¿Escuchas la pelea?
-Por supuesto que sí, como no escuchar eso.
-Los dos combatientes son pícaros del IV: 7 ¡Se van a matar!


En ese momento se escucha un desgarrados grito proveniente de una grave voz.

-Como se atreve ese humano a insultar a mi querida hermana.
-¿Qué pasó?
-Nada, Reese aquí traigo su cabeza como trofeo de mi victoria.
-Maldición, estos pícaros asesinan sin piedad a cualquiera que se les cruce por enfrente.
- Abusan de su poder.
-Humanos, deberíamos marcharnos ya, según mi reloj gnómico, van a ser las ocho de la mañana.
-Bien, andando.


Los tres, humanos y enanos, agarraron sus armas y subieron las escaleras listos para despedirse del amable Reese y marcharse, pero la planta principal de la taberna era impactante, estaban manchadas con sangre cada una de las mesas del primer piso y frente a Reese se encontraba un feroz enano con la cabeza de un humano en su mano.
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-Reese…ya nos vamos.
-Que tengan mucha suerte.
-Adiós.
-Nos vemos, honorable humano.
-¡Esperen!
-Gritó el enano asesino.
-¿Qué pasa?
-Tú, humano, tú cara me parece conocida.
-Yo no lo conozco de nada.
-Esa daga parece estar forjada a partir de sombras y mágia vil.
-Esta daga la compré a un mago en el barrio de los magos hace un par de años, no tiene nada de extraño. Con su permiso, yo y mis compañeros nos retiramos.
-Bien… ¡Desaparezcan!


Los hombres rápidamente se dirigieron corriendo al distrito de mercaderes en donde se encontraba el maestro de grifos, tenían pensado contratar tres grifos para viajar hasta la civilizada Bahía del Botín.

-Saludos, humano, yo y mis compañeros queremos contratar tres grifos.
-¿Cuál es su destino?
-Bahía del Botín.
-Serán cinco monedas de oro por los tres grifos.
-Tenga.


Enano y humanos se montaron en los grifos y estos se alzaron por los aires y aceleraron a una velocidad increíble, sin duda era de los grifos más rápidos en Azeroth, valían la pena las cinco monedas de oro que habían pagado por su servicio.

En no más de treinta minutos sobre volando los cielos del sur de los reinos del este, a lo lejos se veía la ciudad.

-Ya casi llegamos.
-No me gusta esa ciudad.
-Tampoco es de mi agrado, tanta contaminación y corrupción me repugna.
-No es por eso que no me gusta.
-Dinos la razón, enano.
-Está llena de verdecitos.


Los tres hombres a pesar de las preocupaciones, pudieron producir una sonora carcajada gracias al comentario del enano.
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Apenas los grifos tocaron tierra firme en una de las torres de la ciudad, un goblin atendió a los visitantes.

-Bienvenidos a Bahía del Botín ¿en qué puedo ayudarles?
-Gracias, buen goblin, buscamos a un guerrero humano.
-¿Un guerrero?
-Así es su nombre es Emmanuel.
-Hace un par de días arribó un guerrero de la raza humana en esta ciudad, pero no estoy muy seguro de donde pueda estar ahora mismo, lo único que sé es que no se ha marchado.
-Gracias noble goblin.


Los tres compañeros bajaron las escaleras y apreciaron la ciudad comerciante de Bahía del Botín, infestada por pescadores y comerciantes, con mucha contaminación de todos los tipos y un montón de “verdecitos” , sería casi imposible encontrar a un humano en especifico en esas tierras.

-Un buen lugar para buscar sería en la taberna.
-Solo pensando en beber.
-No, Dominus, el enano tiene razón.
-¿También quieres beber?
-No es eso, Emmanuel lleva en este lugar un par de días, lo más seguro es que esté alojado en la posada.
-Tienes razón, andando.


Al abrir la puerta de la taberna, un tauren cayó al suelo y se levantó aterrorizado para acto seguido correr hacia el horizonte, los tres visitantes asomaron la cabeza para ver lo sucedido y un goblin con una escopeta muy intimidatoria estaba apuntando hacia la puerta.
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-Y eso le pasará al siguiente que forme pleitos en mi taberna ¡¿entendido?!
-Sí, sí señor.


Enano y humanos entraron a la taberna con un poco de susto de recibir en cualquier momento un disparo en la cabeza por parte del goblin, sin embargo se sentaron en una mesa a esperar que los atendieran y luego preguntar por Emmanuel.

-Una de esas escopetas debe conseguir Reese para espantar los problemas.
-Sí.
-Incluso a mí me asustó ese verdecito.
-Saludos caballeros ¿qué les sirvo?
-Para mí, la bebida más fuerte que tengan.
-Yo solo un odre de cerveza enana.
-A mi dame solo un zumo de melón.
-Con mucho gusto, en un instante traeré las bebidas.
-¿A quién le preguntamos si Emmanuel está en este lugar?
-Al tabernero.
-No me acercaré a ese goblin.
-Ni yo.
-Pe…pero…
-Pensé que eras un enano valiente.
-¡Lo soy! Ya mismo voy.


El enano se levantó lentamente de la mesa y se acercó al tabernero con timidez y con miedo.

-Di….disculpe….buen…..ver…digo goblin.

El tabernero se volteó y con una gran sonrisa en el rostro le dijo.
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-¿En qué le puedo ayudar?
-Busco a un humano, es un guerrero y se llama Emmanuel.
-Sí por supuesto que está hospedado en este lugar, si no estoy mal se encuentra en el segundo piso, si lo necesita puede entrar a buscarlo.
-Muchas gracias.


El enano regresó a la mesa y dio las buenas noticias a sus compañeros quienes después de beber y pagar, subieron a buscar al humano.

-Un momento.
-¿Si?
-Si causan pleitos en mi taberna…
-Ya….ya lo…sabemos.
-Bien, pueden subir.


Apenas subieron, los caballeros observaron a la cantidad de personas desde gnomos hasta tauren hospedados en esa posada, y en una de la habitaciones estaba Emmanuel escribiendo en un viejo libro.

-¡Emmanuel!
-¿Shomo?
-Emmanuel estás con vida.
-Por supuesto que… ¿Dominus?
-Hola Emakpo.
-¿Qué hacen ustedes acá? ¿Quién es el enano?
-Puede llamarme Beaglex y los tres estamos en este lugar para buscarlo.
-¿Para qué me buscan?
-Pensábamos que estabas muerto, un pícaro nos dijo que viniéramos acá a buscarte.
-No estoy muerto, solo hacia unas cuantas misiones en esta ciudad.
-Saludos, Emmanuel.
-Vanlok…

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Continuará...



CAPITULO 5: Secretos…

-¿Qué haces en este lugar, Vanlok?
-Desde hace un tiempo estaba siguiendo a tus compañeros.
-¡¿Nos seguías?!
-No es el punto, el punto es que Vanlok está en un verdadero peligro.
-¿Por qué estoy en peligro?
-Vanlok, no puedes regresar a Ventormenta o esta vez será cierto que el IV: 7 te asesinará.
-¿Me descubrieron?
-Así es…
-¿Pe…pero cómo?
-No lo sé… Pero estás advertido.


De repente, el Kaldorei misterioso desapareció entre las sombras, nadie lo podía ver.

-Emmanuel ¿lo conoces?
-Era compañero mío hace mucho tiempo.
-¿Piensas volver a Ventormenta?
-Por supuesto que sí, mi hogar ahora es Ventormenta y no puedo dejarlo solo porque un loco vino a advertirme sobre una estupidez.
-Bien, regresemos a Ventormenta.


Los cuatro hombre bajaron las escaleras lentamente y se despidieron del tabernero tan gentil que se habían encontrado. Caminaron hasta el maestro de vuelo de la Alianza, un musculoso enano, y le pidieron un vuelo de regreso a Ventormenta.
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Durante el viaje, reinaba el silencio entre los cuatro hombres un silencio que se rompió al pisar la ciudad.

-Iré a mi casa a dormir.
-Yo igual.
-Yo tengo dinero, así que iré al mejor bar con las mejores enanas y pasaré allí toda la noche. 
–Dijo el enano con una sonrisa en su rostro.
-Yo también iré a dormir, en El Cerdo Borracho.

Los cuatro hombres se despidieron y cada uno se separó, Shomo se dirigía al Barrio de los Magos, Emmanuel al Distrito de Mercaderes, Beaglex al Distrito de los Enanos y Dominusnecis al Casco Antiguo.

-Hola Reese, ya llegué.
-¿Tuvieron suerte?
-Se podría decir que sí, al menos ese goblin no nos voló la cabeza.
-¿Qué?
-Nada, nada, iré a dormir.
-Claro, debes estar cansado.
-Por cierto… deberías conseguirte una escopeta como la de ese goblin, vaya que era genial.


Dominusnecis bajó al sótano donde comúnmente dormía para no sea molestado por los borrachos matutinos y cayó en un sueño profundo.

A la mañana siguiente, Dominusnecis se levantó, se visitó y subió las escaleras, al entrar en la planta principal, el joven brujo vio algo que lo impactó.

-¿Pero qué pasó en este lugar?
-Lo mismo que la otra noche.
-¿Se volvieron a pelear?
-Sí, cada noche pasa lo mismo y cada noche todo termina en una tragedia, Dominus no sé qué hacer, esta taberna mantiene a mi familia pero ya estoy harto de tantos problemas, prefiero morir de hambre pero morir tranquilo.
-Cálmate Reese, te ayudaré a limpiar esto.
-Gracias.


Ambos humanos se pusieron a limpiar la sangre en las paredes, mesas y sillas del lugar.

-¿Y qué sucedió en esta ocasión?
-Uno empujó al otro y el otro molió a golpes al que lo empujó hasta asesinarlo, lo golpeaba contra cada mesa, silla y pared de la taberna.
-Que salvajes son estos pícaros.
-Lo sé.


A mediados del medio día, los humanos terminaron de limpiar todo pero estaban cubiertos de la sangre del pobre desafortunado que habían asesinado.

Después de cambiarse de ropa, en la taberna entró Emmanuel.

-Emmanuel…
-Dominus…
-¿Qué haces en este lugar?
-Solo vine a visitarte y charlar contigo un poco.


En ese instante, una elfa nocturna con armaduras verdes entró en la taberna y le pidió a Elly un trago para calmar la sed.
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-Dime Emmanuel ¿quién es ese Vanlok?
-La verdad vine al Casco Antiguo a buscarlo a él.


La elfa se levantó de su silla y se acercó a los humanos conversando.

-¿Qué saben de Vanlok?
-Nada que te incumba.
-Dominus, no seas tan grosero con la elfina.
-Si me incumbe cualquier cosa que tenga que ver con Vanlok.
-¿Puedo saber la razón?
-Vanlok Tejecielos es mi hermano mayor.
-Ya veo, ¿lo estas buscando?
-Así es.
-No tiene caso que sigas buscando a Vanlok, si lo llegarás a encontrar, te asesinaría.
-No lo creo, después de todo es mi hermano.
-Si tantos deseos tienes de buscarlo, deberías ir a las instalaciones del IV: 7 sin ser descubierta, es probable que en ese lugar lo encuentres.
-Gracias humano.

La elfina salió de la taberna caminado y los dos humanos siguieron discutiendo sobre sus asuntos.

Al poco tiempo, la elfina regresó a la taberna con una mano en su abdomen y corriendo bajó al sótano en donde calló inconsciente.

-¡Hay que ayudarla!

Dominusnecis y Emmanuel se dirigieron corriendo lo más rápido que podían al sótano.

-Está muy mal herida, Emmanuel, encárgate de ella mientras yo iré a buscar unos paños y con ellos crearé vendas para curarle la herida.
-Está bien, no tardes.


El joven brujo salió corriendo de la taberna dirigiéndose al Bosque de Elwyn en donde estaba seguro encontraría a algún bandido dispuesto a ayudar por el método bueno o por el malo.

Al poco tiempo, Dominusnecis regresó con unas vendas viejas y se agachó a curar a la elfina.

-¿Qu…Qué me pasó?
-Silencio, trato de curarte.
-Pe…Pero.
-Esto te dolerá un poco.


Dominusnecis apretó con fuerza la venda que le colocó para extraerle el veneno que le habían introducido en el corte, luego de eso, vendó la herida.
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-Ahora solo debes descansar un poco y te sentirás mejor.

La elfina rápidamente se quedó dormida y los humanos subieron a beber y seguir conversando mientras la Kaldorei se recuperaba.

-Reese, cuídala por favor.
-Claro que lo haré.


Durante un tiempo los dos humanos conversaban sobre quien era Vanlok y por qué el IV: 7 perseguía a Emmanuel.

La Kaldorei despertó y subió a donde se encontraban los humanos conversando.

-¿Así que buscas a Vanlok?
-Sí, elfina, lo estoy buscando.
-Bien, yo también necesito decirle algo.
-Pero Emmanuel, después de lo que me dijiste ¿piensas seguir buscando a Vanlok?
-Por supuesto que sí.
-Bien pero yo no puedo ayudarte en este momento, tengo otros asuntos que atender, como cuidarme para que no sepan que soy un…
-Como lo desees, Dominus.


Continuará...



CAPÍTULO 6: El Peligroso IV: 7.

-Dominusnecis, dime, ¿qué te dijo Emmanuel?
-Reese… te lo diré si deseas.
-Por favor.
-Me comento un fragmento de su pasad, comentó quien es Vanlok.
-Dímelo.
-Hace mucho tiempo, Emmanuel solía ser un pícaro fiel al IV: 7, era miembro del dedo meñique pero era tan eficaz que pronto lo ascendieron y lo siguieron ascendiendo hasta que fue parte del dedo corazón, era de los mejores pícaros del IV: 7 pero tenía un compañero, Vanlok la base de ambos, en donde recibían cada una de sus misiones era la mítica Mansión de Revenholdt.
-¡¿La mansión existe?!
-Al parecer sí.
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-Bueno, continúa.
-Durante unos años, ambos cumplían perfectamente con cada misión que les encomendaban sin embargo todo cambió al recibir una nueva misión… asesinar al alguacil de arroyo de la luna, los clientes eran la Hermandad Defias, Emmanuel se negó rotundamente a cumplir con esa misión pero Vanlok la recibió con gusto. Emmanuel al ver la traición del IV: 7 al reino de Ventormenta, decide marcharse de la Mansión Revenholdt y del IV: 7 y desde entonces comenzó su duro entrenamiento para ser un guerrero como su padre. Vanlok por su parte después de asesinar al alguacil de Arroyo de la Luna y ayudar en la invasión de los Defias al lugar, consiguió una fama entre los de su gremio de traidor y cada una de las misiones de traición que les encargaban al IV: 7 eran responsabilidad de Vanlok. El elfo ha asesinado a cientos de inocentes y ha traicionado bastantes veces a la Alianza. Desde que Emmanuel dejó el IV: 7 ha sido perseguido por ellos para su asesinato pero ninguno de los pícaros a los que le mandan la misión de acabar con él han vuelto con vida a las instalaciones de la banda de asesinos. Vanlok merece la muerte y si yo lo llegara a volver a ver, lo mataría.
-Es una trágica historia.
-Lo sé, tratando de escapar del IV: 7 fue que Emmanuel se dirigió a Costasur pero hace poco regresó solo a seguir siendo perseguido y ahora con el poder que tiene el IV: 7 es más seguro que consigan matarlo, él está totalmente seguro de que ya hay otro asesino persiguiéndolo pero es muy discreto y no sabe quién es.
-Hablando de ser perseguido, ¿cuánto tiempo piensas quedarte en la ciudad?
-No lo sé… no lo sé. Estaré arriba…
-Bien, necesitas pensar.


Dominusnecis se levantó de su silla y subió al segundo piso de la taberna para pensar un poco sobre su futuro, pasaron las horas pero Dominusnecis no sentía el pasar del tiempo, se introdujo en su propia mente y nada había podido sacarlo de allí excepto una cosa.

-Vanlok, estoy feliz de volverte a ver.
-Yo también Valithra, estoy bastante contento.


Dominusnecis salió de su auto-trance y reaccionó al escuchar ese nombre, Vanlok.

-¿Estás seguro de que el IV: 7 no nos encontrará en este lugar?
-No estoy seguro pero hay que intentarlo.


Dominusnecis al instante se levantó de su silla y corrió hacia el sótano de donde creía haber escuchado las voces.

-¡Vanlok!
-Dominusnecis…
-¿Quién es él?
-No me conoces pero yo sé lo que has hecho y este lugar será tu tumba.
-¿Pero qué dices? ¿Piensas que puedes matarme? ¡Ha!


Dominusnecis cegado por la ira transformó su cuerpo tomando la apariencia de un feroz demonio, mucho más letal que las anteriores veces que se había transformado, su piel era totalmente negra, sus ojos ardían en el fuego de la ira, si abría totalmente sus alas era capaz de destruir la taberna por completo, sus cuernos eran tan grandes que se doblaban, su cuerpo parecía tener grietas por donde escapaba fuego, y era mucho más grande de lo normal.
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-¡¿Qué es eso?!
-¡Alto Dominusnecis!


En un pequeño salto, el enfurecido demonio agarró del cuello al elfo y lo levantó golpeándole la cabeza contra el techo y enterraba sus garras en su yugular, degollándolo y asfixiándolo al mismo tiempo, la sangre brotaba ferozmente del cuello del Kaldorei y su hermana desesperada comenzaba a golpear con todas sus fuerzas al demonio que estaba asesinando a Vanlok.

-¡Detente!

El grito de la elfa hizo reaccionar a Dominusnecis y lo hizo despertar deteniendo la metamorfosis y tirando al Kaldorei contra una pared.

-No interfieras.
-¡¿Qué le hiciste?! ¡Vanlok, despierta!
-Apártate, elfa, voy a terminar con él.


Dominusnecis se acercó a Vanlok lentamente y desenfundó su filosa daga listo para introducirla en el abdomen del pícaro, pero Valithra agarró el brazo de Dominusnecis y llorando le suplicó que no acabará con Vanlok.

-Por favor, no lo mates, por favor.
-¿Por qué no debería hacerlo?
-Es mi hermano y no quiero que muera.
-Pero es un asesino.
-Por favor no lo mates.


Dominusnecis se arrodilló frente a la elfa y le dijo en voz baja.

-Si lo vuelvo a ver, se muere.
-Gracias Dominusnecis.
-Despiértalo o sácalo de este lugar ahora mismo.
-Vanlok despierta por favor, Vanlok.
-Elfa, llévalo pronto arriba a que Elly y Harry le hagan una curación o morirá.
-Sí.


La elfa cambió de forma a la de un felino muy grande y echó a Vanlok en su lomo y rápidamente lo subió a la planta principal, luego de eso volvió a bajar en donde Dominusnecis seguía arrodillado.
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A los pocos minutos, Emmanuel llegó a la taberna donde ya se habían llevado a Vanlok con una enfermera.

-¡Dominus!
-¿Qué pasa, Emmanuel?
-Ya descubrí quién es el encargado de asesinarme en esta ocasión.
-¿Quién?
-Es Vanlok…
-¡Maldición!
-¿Qué pasa?
-Si no hubiera sido por esta… cosa, Vanlok estaría muerto.
-¿Por qué?
-Lo tenía a mi merced y esta elfa evito que lo matara.
-Pero no podías matarlo.
-¡Cállate, maldita!
-Dominus, no seas grosero.
-¡No te metas, esto es entre yo y Lisbeth!
-¿Qué dijiste?


-Emmanuel… estaré arriba.

Dominusnecis sorprendido de sí mismo subió lentamente las escaleras y se sentó en una mesa en donde parecía estar petrificado.

-Dominus, debemos irnos.
-¿Irnos? ¿Por qué?
-Vanlok era un espía y entrego toda mi información al IV: 7, nos están buscando a todos.
-¿Quiénes son todos?
-Shomo, Beaglex, esta elfa, el mismo Vanlok, tú y yo.
-¿Por qué buscan a la elfa y a Vanlok?
-Vanlok entrego la información pero se negó a matarme por eso lo están considerando traidor entre el IV: 7 y lo quieren matar y esta elfa hace unas horas se adentró en las instalaciones del IV: 7 dos veces.
-Entonces tenemos que buscar a Shomo, Beaglex y Vanlok y marcharnos de esta ciudad.


Durante unas horas, el grupo buscó a los perseguidos por el IV: 7 y cuando estaban completos.

-Bien ya estamos todos.
-Valithra… Aún con…Conservas esa casa… En Auberdine.
-Sí, Vanlok, pero no te esfuerces mucho, aún estás muy mal herido.
-Andando al puerto de Ventormenta.

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El grupo de seis se dirigió al puerto entre comerciantes y marineros para tomar el barco hacia Auberdine.

-Chicos… olvidé a Estelar en la taberna de Reese.

La Kaldorei a toda velocidad corrió de vuelta a la taberna.

-No podemos dejarla.
-Va… Valithra es muy valiente… Puede cuidarse sola… Nos… Alcanzará.


Los ahora cinco hombres abordaron el barco tan pronto llegó, y para la sorpresa de ellos, ninguno de los cientos de hombres que estaba en el puerto abordó más que ellos cinco.

-Bienvenidos a mi navío, este se dirige a Auberdine, Costa Oscura.
-Gracias capitán.
-Cuanto nos tardaremos.
-Un par de días.
-Bien.


Los cinco hombres entraron al barco en donde había varias hamacas en donde dormirían en las noches frías del mar.

-Humano, ¿por qué me persigue a mí el IV: 7?
-Yo puedo responder a eso, enano.
-Habla, Kaldorei.
-En mi informe parecían todos ustedes cómplices de Emmanuel, por eso los persiguen a todos.
-Con que fue tú culpa.
-Lo fue pero también me buscan a mí así que estamos en los mismos zapatos.
-Vanlok tiene razón, ahora deberíamos dormir un poco.


Durante casi tres días en el mar, al fin habían llegado a las costas de Auberdine.
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-Gracias, Capitán.
-Cuando quieran, ahora debo regresar a Ventormenta.
-Adiós.
-Cuídese.
-De nuevo gracias.


Los cinco hombres dieron un par de pasos y un par de Draeneis los detuvo.

-¿Son ellos, Freyya?
-Sí, lo son.
-Bien.
-Dominusnecis Ladimor, Emmanuel Rowans, Shomo Algrut, Vanlok Tejecielos, y Beaglex.
-¿Qué pasa?
-Mi nombre es Freyya y mi compañero es West, los ayudaremos en todo lo que necesiten.

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Continuará...



CAPÍTULO 7: La Traición de Vanlok.

-Bien entonces vamos todos juntos a la casa de mi hermana, no queda muy lejos de este lugar, la esperaremos hasta que vuelva.
-De acuerdo.


Todos se adentraron en la ciudad de Auberdine y Vanlok entró en una pequeña casa con un pozo al lado y un par de camas no muy grandes.
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-No estaremos muy cómodos pero por el momento es seguro.

Durante la siguiente semana, todos convivían en esa pequeña caza, los hombres salían muy temprano en la madrugada a cazar el desayuno, almuerzo y cena del día, dejando al resguardo de la casa a Freyya. Por las tardes, Freyya y West salían a practicar chamanismo en el bosque cercano a la ciudad
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y al par de días, la mayoría del grupo se unía a practicar sus respectivas habilidades en el bosque, el único que no le hallaba el sentido a practicar era Shomo, quien se quedaba estudiando en la casa y al mismo tiempo vigilando.

De ese modo el tiempo se pasaba muy rápido, la ciudad era más nocturna que diurna sin embargo todos iban a dormir muy temprano, y una noche tocaron a la puerta de la pequeña casa mientras todos dormían.

-¡Hermano!
-Valithra, por fin llegas.
-Se me presentaron unos problemas pero ya estoy aquí.
-Adelante, pasa, después de todo esta es tu propia casa.


Ahora el grupo estaba completo, todos comenzaban a conocerse mejor y a ser muy amigos entre sí pero aún así las sospechas y la desconfianza en Vanlok prevalecían.

Durante casi un mes, el grupo entero se mantuvo en esa pequeña casa resguardándose del peligroso IV: 7 sin embargo no estaban seguros ni en ese ni en ningún lugar de Azeroth.

-¡Abran la puerta!
-Es el IV: 7.
-Debemos salir de este lugar.
-Abran o les juro por Mathias Shaw que derribamos la puerta.
-Por la ventana, rápido.


Todos salieron rápidamente por la ventana sin que los pícaros se dieran cuenta y sigilosamente tomaron sus monturas y cabalgaron hacia el horizonte dejando la mayoría de las pertenencias que habían traído en esa casa.
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-¿A dónde iremos?
-Vallefresno, la madre de Valithra y mía tiene una casa un poco más grande y cómoda en ese lugar, solo debemos percatarnos de que no nos sigan.
-De acuerdo, en marcha.
-¡Deje mi libro en la casa!
-No podemos volver por tu libro sigamos adelante.
-Yo podría volver por ese libro.
-No te lo aconsejo elfa, aunque puedas volverte invisible como un pícaro, pueden detectarte.
-Sigamos adelante, estamos cerca.


Durante unas dos horas el grupo cabalgaba por los bosques directo a Vallefresno, la última vez que Dominusnecis había visitado ese lugar fue cuando tenía 15 años.

-La casa de nuestra madre no está muy lejos de Astrannar, espero que mamá esté bien.

Al fin los dos elfos se detuvieron y amarraron sus sables de la noche en una cuadriga fuera de una casa amplia de dos pisos.
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-Bienvenidos a nuestro antiguo hogar.
-¡Madre, soy yo, Valithra!
-¿Podemos entrar?
-Claro, adelante, póngase cómodos.
-¿Madre?
-Valithra ¿dónde está mamá?
-No lo sé, no se encuentra en casa.
-Qué extraño, es muy tarde y nunca saldría a esta hora, además está muy vieja.
-Puede ser que… esté muerta.
-No puede ser, Valithra, quédate acá, iré al cementerio de Astrannar a buscar una lápida con su nombre.


Era muy tarde en la noche así que todos se fueron acomodando para dormir, la casa estaba muy demacrada, parecía que nadie hubiera entrado en meses. Cada uno dejó sus armas en una mesa, bastones, espadas, escudos, un hacha y la daga forjada en sombras. Todos se acostaron a dormir menos Valithra quien estuvo despierta hasta que Vanlok apareciera con buenas o malas noticias.
Casi al amanecer, Vanlok regresó a casa, solo Valithra y Vanlok saben las palabras que intercambiaron en el piso de abajo, sin embargo Valithra subió a donde se encontraban solos con una carta en su mano y llorando, Vanlok le dijo que leyera para todos esa carta.

-Por favor despierten.
-¿Qué sucede?
-Vanlok ya regresó.
-¿Y qué pasó, dónde está su madre?
-No lo sé, pero él me pidió que leyera esta carta para todos.
-Léela.
-Mis amigos, lamento decirles que debo alejarme de ustedes al menos mientras este tema del IV: 7 se calme un poco, si desean encontrarme estaré en Darnassus.
-Vaya… se fue el pícaro.
-No podemos confiarnos, puede que solo haya ido a dar más información a los del IV: 7, deberíamos irnos de este lugar.
-Estoy de acuerdo, vámonos.


En ese momento, la puerta fue derribada y por lo menos una docena de pícaros con sus dagas envenenadas y mascaras cubriendo su rostro, subieron.
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-¡A defendernos!
-¡Todos tomen sus armas!
-Vanlok me dijo que se llevaba las armas de todos nosotros.
-¡¿Por qué hizo eso?!
-No lo sé.
-¡¿Por qué le permitiste que lo hiciera?!
-Solo… confié en él.
-Maldito sea, nos traicionó.
-Le arrancaré la cabeza a ese elfo.


Los agentes del IV: 7 sin mucho problema lograron vencer al enano y a Emmanuel quienes se valían solo de sus armas, seguido de ambos chamanes los cuales podían defenderse sin armas pero su combate estaba basado en el cuerpo a cuerpo, la siguiente fue la elfa quien se convirtió en un feroz oso y luchó con todas sus fuerzas. Mientras los agentes noqueaban y amarraban a los ya capturados, Shomo y Dominusnecis retrocedían para asegurar una distancia segura para poder atacar sin peligro, pero su plan no resultó, ambos, mago y brujo lucharon con todas sus fuerzas pero eran demasiados, los capturaron.

Continuará...





Este es el último capítulo de la tercera parte de La Caída de un Héroe, pero de seguro habrá cuarta parte. ;)

CAPÍTULO 8: En Busca de Refugio.

Dominusnecis despertó amarrado a una silla junto con todos sus compañeros, la casa le parecía familiar pero no sabía donde se encontraban.

-Hey, despierten… Chicos, despierten.
-¿Qué pasa?... Vaya, ¿Dónde estamos?
-No lo sé, pero esta casa me parece muy familiar.
-Despertemos a los demás.


Emmanuel y Dominusnecis lograron después de un rato despertarlos a todos.

-¿Dónde estamos?
-Yo sé donde estamos.
 –Dijo el enano.
-¿Dónde?
-En Forjaz.
-¡Tienes razón, esta casa está construida a base de arquitectura enana, por eso se me hacia familiar!
-Debemos salir de este lugar.
-Si es cierto que estamos en Forjaz, podemos refugiarnos en la pequeña casa que le compré a un enano hace unos meses.
-¿No hay guardias?
-No lo sé.
-Valithra, cambia de forma para poder liberarte, luego libéranos a todos.
-Sí.


La elfa se convirtió en un feroz oso y al hacerlo destruyó las cuerdas que la retenían pero no solo eso, la silla también quedó hecha añicos, y la ruptura de la silla produjo un fuerte sonido que se escuchaba en eco por toda la casa.
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-¡Idiota! Te dije que vigilaras.
-¡¿Quién anda allí?!
-Nos descubrieron, Valithra, apresúrate.
-Valithra, libérame a mí y yo quemaré las cuerdas de los demás rápidamente.


La elfa transformada en oso respondió con un rugido y se dirigió a liberar a Shomo, una vez libre, el mago incineró las cuerdas que inmovilizaban al resto del grupo, en ese instante, un par de enanos armados con dagas, bajaron las escaleras a donde se encontraba el grupo.

-¡Mathias nos matará!
-Cálmate, lo tengo bajo control.
-Vengan, basuras del IV: 7 y traten de retenernos de nuevo.
-Como quieras, humano.


Los enanos del IV: 7 atacaron con ferocidad pero no pudieron hacer mucho, Dominusnecis hizo estallar el suelo en llamas y desprendía de su cuerpo novas de fuego impidiendo a los pobres enanos acercarse.
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-Esta habilidad se llama “llamas infernales”, si tocan este fuego, se mueren.

Aprovechando la ocasión, Valithra se convirtió en pantera y con un fuerte salto logró pasar sobre las llamas sin ningún problema atacando a los agentes del IV: 7 y mientras eso sucedía, desde una distancia segura, Shomo lanzaba sus mejores ataques y aunque aún estuviera en entrenamiento, era un poderoso mago; Freyya, West, Beaglex y Emmanuel no podían atacar a los enanos por que las furiosas ráfagas de fuego los mantenían a distancia pero su ayuda no fue necesaria ya que los pícaros cayeron solo con la ayuda del brujo, el mago y la druida.

-Bien, supongo que eran los únicos guardias, salgamos de acá.

El grupo subió las escaleras dejando a los agentes del IV: 7 en la planta baja de la casa entre un calor extremo producido por las llamas ya extintas.

-¿Cómo cruzaremos la puerta?
-Déjenmelo a mí.


El enano retrocedió un par de pasos y luego desprendió de sus labios un fuerte grito de batalla y cargó contra la puerta dejándola en astillas.

-Esto es la sala militar, no estamos muy lejos de mi hogar, queda en la sala mística.
-Andando.


El grupo corrió con prisa hasta llegar a la sala mística en donde Dominusnecis subió unas escaleras y abrió una puerta.
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-Entren de prisa.
-Linda casa.


Todos entraron en la casa y apenas lo hicieron, el brujo cerró la puerta trancándola con una silla que tenía cerca, acto seguido, colocó dos camisas de su armario, una en cada ventana y prendió las velas de la lámpara.

-Bienvenidos a mi hogar.
-¿Cómo conseguiste esta casa?
-Es una larga historia.
-Puede que por el momento estemos seguros pero tenemos que salir de Forjaz rápidamente y no volver a Ventormenta al menos hasta que el rey recapacite.
-Tienes razón, pero por esta noche podrán dormir en mi casa, solo hay una cama y no hay mucho con que cubrirse pero espero que estén confortables, por cierto, en la planta baja tengo algunos toneles de vino y algo de comida.
-¿Vino? Yo quiero, humano.
-Dominus ¿no tienes agua y pan?
-Pan sí, agua no, solo vino.
-Bien, comeré solo pan.
-¡Perfecto, más vino para mí!
-Beaglex, el vino está abajo, toma el que quieras.
-¡Gracias!
-Dominusnecis, veo que aunque eres brujo te gusta leer sobre la mágia arcana.
-Así es, no me gusta practicarla pero siempre es importante saber un poco de todo.
-¿Puedo tomar un libro?
-Adelante.


El grupo se sentía más relajado por unas horas hasta que un fuerte golpe en la puerta llamó su atención.

-Hagan silencio todos, me asomaré por la ventana.

El brujo sigilosamente levantó con cuidado la camisa que había colocado en la ventana y echó un vistazo para ver quién era el que tocaba a la puerta.
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-Maldición, es Vanlok.
-Déjame charlar un par de cosas con él.
-No, Beaglex, hay que mantenernos ocultos.
-¡Es mi hermano, debes abrir la puerta!
-Pero Valithra, él nos delató y se llevó nuestras armas.


Todos discutían sobre dejarlo entrar cuando una voz se escuchó desde afuera.

-Yo no los delaté, y acá traigo sus armas.
-¿Lo ves? Mi hermano no fue.
-Aún no me confío en él.
-Por favor, dejen que abra la puerta.
-Por mi está bien.
-¡Maestra!
-Caya, dije que por mí está bien.
-Sí mi maestra dice que está bien, está bien.
-También digo que le abras, desde acá no puedo arrancarle la cabeza.
-Dominus, abre la puerta, yo le creo.
-¿Y Shomo, qué opinas?
-Me niego, pero la mayoría están de acuerdo.
-Bien, abriré la puerta.


Dominusnecis abre la puerta y deja entrar al elfo.

-¡Vanlok! Sabía que no podrías delatarnos.
-No lo hice y me llevé sus armas para que pasaran desapercibidos por las ciudades, no está bien visto ver pasar a alguien armado, pero acá las traigo, lamento lo que pueda ocasionar.
-Aún no confío en ti.
-Sé que será difícil ganarme su confianza en este momento.
-Lo es.
-Por eso tomé una decisión.
-¿Qué harás?


Vanlok entregó las armas a quienes les correspondían y sacó su propia daga.

-¿Ven mi daga?
-¿Qué harás?


Vanlok agarró con fuerza su daga y se cortó la palma de su mano izquierda.

-Eso fue por ocasionarles problemas a ustedes.

Luego se cortó la palma de su mano derecha.

-Eso fue por asesinar inocentes.

Finalmente empuñó su daga con ambas manos y la dirigió a su estomago con fuerza.

-Y… eso… fue por… decep… decepcionar a Valithra y mi madre.
-¡Vanlok!
-¡Maldito seas, Vanlok, el suelo de mi casa!
-¡Jajajaja, es lo que te mereces, elfo desgraciado!
-Opino igual que Beaglex, te lo mereces.
-Vanlok, amigo, trataré de ayudarte.
-Yo también lo ayudaré.
-Sí mi maestra lo ayudará, yo también lo haré.
-¿Emmanuel?
-Cálmate Vanlok, te salvaré así como tú me salvaste hace mucho.
-¿En serio piensas ayudarlo?
-Es mi amigo… Dominus, tráeme algunas vendas.
-No tengo vendas.
-Maldición, entonces tomaré esto.
-No, espera…

Emmanuel agarró el tabardo de Dominusnecis y lo rompió en dos partes para poder hacer una venda con eso.

-¡Mi tabardo!
-Te lo recompensaré.


Después de un rato de curación, Vanlok se encontraba mejor y todo el grupo se fue a dormir.

A la mañana siguiente se reunieron todos en la mesa de la planta principal en donde decidieron cada quien tomar su camino lejos de Ventormenta para refugiarse del IV: 7.

Freyya y West se dirigieron a El Exodar
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Valithra se dirigió a Claro de la Luna donde pronto entraría en el Sueño Esmeralda
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Vanlok se dirigió a la Mansión de Revenholdt en donde el IV: 7 no podía interferir demasiado
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Emmanuel, Shomo, Beaglex y Dominusnecis no sabían a dónde dirigirse así que se quedaron un día más en la casa.

A la siguiente mañana, salieron de la casa y vieron como los guardias colocaban avisos por las paredes de la ciudad.

Únete a la Vanguardia de la Alianza en Rasganorte y colabora en la lucha contra la plaga y el Rey Exánime en el continente helado. ¡La Alianza te necesita!

-Lo haré, iré a Rasganorte.
-Dominus, yo te acompañaré.
-Se dice que en Rasganorte está ubicada la Ciudad de Dalaran, me gustaría estar allí, yo sé que en ese lugar me convertiré en un mago excelente.
-Bien, yo me quedaré en Forjaz, que tengan suerte, humanos.
-Adiós, Beaglex.
-Que seas feliz.
-Nos volveremos a ver.


Los tres humanos tomaron un grifo hacia el Puerto de Menethil en donde tomarían el barco directo a Rasganorte y se alistarían en la Vanguardia de la Alianza.
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Este fue el final de la tercera parte de La Caída de un Héroe, la cuarta parte será: La Caída de un Héroe: Relatos en Rasganorte. Esperenla muy pronto. :D 





Escrito por Christian Jiménez (Dominusnecis).


Gracias por leer.


Visita el siguiente link para dejar un comentario: http://foros.wowcore.es/viewtopic.php?f=86&t=56733



1 comentarios:

http://ganymedebloodbrothers.blogspot.com dijo...

Está fascinante tu relato, déjame darte las más sinceras felicitaciones de parte de toda La Cruzada de la Muerte.

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